La Palabra...


La Importancia de la Palabra
Un regalito de Gaby, para todos nosotros!
ESCUCHAR:
Escuchar sucede en una mente silenciosa. Sólo cuando nuestro propio mundo está quieto podemos escuchar el mundo de otra persona.
Cuando dejamos de lado el contenido y los detalles de nuestro propio sistema de pensamiento podemos escuchar, sin juzgar, los pensamientos de otro.
Escuchar es la experiencia de ver más allá de nuestro plano existencial de referencia.

Segui Leyendo..!

La mente que escucha es inocente, clara y humilde. Es natural y corriente.
La experiencia de escuchar se sucede en una actitud suave, abierta y flexible.
Escuchar es un acto completo en sí mismo. No requiere de respuesta.
El creer que debemos responder es ponernos en tensión.
El esfuerzo que creamos interfiere con el poder escuchar. Escuchar no requiere esfuerzo.
Escuchamos como si estuviéramos oyendo nuestra canción favorita.
Escuchamos para oír más allá de las palabras. Escuchamos sin juzgar.

NO ESCUCHAR

No escuchar es pensar nuestros propios pensamientos mientras otro está hablando.
No escuchar es usar nuestra computadora biológica con su información archivada del pasado para evaluar, comparar, juzgar, aplicar analizar o memorizar lo que se dice.
Pensar mientras otra persona está hablando es hablar con nosotros mismos.
Tener nuestro propio pensamiento, nuestras propias ideas preconcebidas, es escuchar nuestro eco.
Si tenemos una idea para comparar con lo que estamos oyendo, oímos sólo nuestra comparación. Nuestra comprensión será unilateral.
Una mente llena de conceptos, ideas y opiniones no está abierta a nada más que su propio reflejo.
Generalmente, cuando pensamos que estamos escuchando a alguien, estamos escuchándonos en realidad a nosotros mismos.
Estamos relacionando a lo que se está diciendo desde la interpretación y la creencia de nuestro propio sistema de pensamiento.
Si lo que escuchamos está de acuerdo con nuestra opinión, podemos a lo mejor aceptarlo.
Sino, Lo rechazaremos, lo reformaremos para que esté de acuerdo con nuestro pensamiento o simplemente no lo oiremos.
No escuchar es sentir la tensión de tener que probarnos o defender nuestras creencias personales.

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